Hace poco me lei un libro, del cual todavia no puedo hablar, pero en su momento lo hare y os lo recomendaré. Ahora mismo os dejo con dos parágrafos que creo que esconden una gran verdad dentro de ellas:
"Me endosaba a mí el peso de la responsabilidad, esa carga de la madurez que te obliga a velar por los demás y que te deja sin protección, cada vez más adusto y más expuesto, cada vez más convencido de que, hagas lo que hagas, acabarás fallando, y de que los demás sólo recordarán de ti esos momentos en los que no supiste dar la talla pq estabas agotado, pq te sentías vencido o pq sencillamente no sabías que hacer."
(...)
- Da miedo hacer daño sin querer, ¿verdad? - dijo de pronto María
La miré. La chica me miraba tb, con una sonrisa taciturna. Su voz sonó de nuevo, insoportablemente infantil:
- Hacer daño a los demás. A mí me aterra. Y no sé.. como evitarlo
No había dejado en ningún momento de acariciar a su gato. Era una niña la que me hablaba. Una niña desvalida a la que la desorientaba hacerse mayor, que sólo se sentía capaz de hacer preguntas.
- Eso es imposible - le dije
Y tuve la sensación, que quizá compartiera con ella, de que la disculpaba por lo que iba a ser su vida
P.D: no se pq tenia esta entrada en borrador...hace tiempo que estaba a la espera de ser publicada
2 comentarios:
No se si es que yo tambien he leido ese libro o si es que se me han presentado esas mismas situaciones demasiadas veces ya...
Que razon tienes piruleta!!!
MUA!!!
Actualiza narices que estas de vacaciones!!!!
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